Es un fenómeno mundial: personas de todas las edades, de diferentes latitudes, han informado que, en momentos en que sus vidas estaban en peligro real, ven una luz blanca intensa, sienten una profunda tranquilidad y, de alguna manera, flotan sobre sus cuerpos.
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Para los neurólogos, estas llamadas experiencias cercanas a la muerte (ECM, o en inglés, NDE por sus siglas en “near death experience”) tienen una base neural, que, según investigaciones recientes, puede ser similar a lo que ocurre en el cerebro durante ciertos trastornos del sueño.
La noticia más reciente en este área proviene del neurólogo Daniel Kondziella de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), quien el 29 de junio de 2019 presentó sus investigaciones en una reunión del Congreso de la Academia Europea de Neurología en Oslo (Noruega) según el sitio NBC News.
Según él, aproximadamente el 10% de las personas que participaron en su investigación declararon haber tenido experiencias cercanas a la muerte.
Los hallazgos de él y su equipo, aún no publicados en una revista revisada por expertos, sugieren que características típicas de tales episodios, como la brillante luz blanca y una sensación de calma, son probablemente el resultado de la actividad neural en el cerebro, similar a lo que se observa durante un fenómeno llamado parálisis del sueño.
“Creo que estas experiencias pueden ser desencadenadas en situaciones de muerte inminente”, dijo Kondziella a NBC News. “Pero, al percibir estas experiencias, las redes cerebrales están trabajando para almacenarlas, para ser revividas, para que se recuperen esos recuerdos y para contarnos sobre ellas.”
“Creo que, antes de desmayarse, (esas personas) tienen la experiencia cercana a la muerte. Cuando son resucitadas, lo último que recuerdan es esa experiencia”, dijo.
Definición amplia
El estudio de Kondziella se basó en cuestionarios enviados de forma anónima a 1.034 personas en línea. Los cuestionarios comenzaban con una única pregunta: ¿has tenido alguna vez una experiencia cercana a la muerte?
La definición de tal experiencia era amplia: “Cualquier experiencia perceptiva consciente, incluidas experiencias emocionales, relacionadas consigo mismo, espirituales y/o místicas, que ocurren en una persona cerca de la muerte o en situaciones de intenso peligro físico o emocional”. Dado que las respuestas provenían de individuos anónimos, fue imposible para los investigadores confirmar cualquiera de las respuestas.
Sin embargo, los investigadores encontraron que 106 personas, o aproximadamente el 10% de los encuestados, informaron lo que se consideraba una verdadera experiencia cercana a la muerte. De este total, el 53% describió la experiencia como placentera, y el 14% como desagradable.
Estas personas también mostraron una mayor propensión a tener un historial de trastornos del sueño extremadamente vívidos, referido como intrusión del sueño REM (REM es la abreviatura de “movimiento rápido de los ojos”, etapa del sueño en la que ocurren los sueños).
Este descubrimiento, según los investigadores, respaldó la teoría de que tales experiencias tienen una base neural. Durante el sueño REM, cuando una persona está soñando, la mayoría de los músculos del cuerpo se paralizan, de modo que las acciones en los sueños no se manifiestan físicamente.
Visiones extrañas
La parálisis del sueño fue descrita por algunos de los participantes en el estudio de Kondziella y su equipo. “A veces me despierto por la noche y no puedo moverme”, escribió un participante. “Veo cosas extrañas, como espíritus o demonios en mi puerta, y después de un rato, los veo acercarse a mi lado. No puedo moverme ni hablar, y se sientan en mi pecho. ¡Es aterrador!”
Un estudio de 2011 estimó que casi el 8% de la población mundial ha tenido al menos un episodio de parálisis del sueño en su vida, y no todas las experiencias son tan vividas o aterradoras.
Kondziella sugiere que los mecanismos cerebrales responsables de estos trastornos del sueño también permiten a las personas visualizar experiencias cuando sus vidas están realmente en peligro, una hipótesis respaldada por el hallazgo del estudio de que existe una superposición entre aquellos que informan ambos fenómenos.
El neurólogo argumenta que lo que las personas experimentan como episodios cercanos a la muerte, a menudo descritos como transformadores y significativos espiritualmente. “Como científico, pienso que hay una explicación biológica”, dijo. “Pero si hay un significado más profundo, esa es una cuestión para filósofos y líderes religiosos.”